Cafetería Manila y La Alpargatería


La innovación en la PYME es algo que me interesa mucho. Quizás más porque tengo alguna pequeña empresa. Pero últimamente me fijo mucho en los comercios. Me parecen ejemplos muy fáciles de cómo el reloj empresarial, el business time va pasando de forma diferente para unos que para otros.

Ayer, buscaba en la calle Diego de León dos cosas: un perfume para mi mujer y un lugar para comer, mientras hacíamos tiempo de visitas médicas. Encontré dos comercios muy cercanos. Una perfumería llamada Nadia ( sin página web, Calle Diego de Leon 35. 28006 Madrid+0034 915 62 16 10, creo que hay otra en Velaquez, 46). Pequeña, pero excelente y una cafetería un tanto abandonada: Cafetería Manila.

En la perfumeria, la persona nos atendió muy amablemente y nos indicó que no vendía perfumes normales ni marcas habituales. Toda su tienda estaba impresionantemente llena de marcas especiales y productos de cosmética de alto nivel o al menos de marcas no conocidas para el público "normal". Esa tienda se había especializado en "marcas exclusivas". Una astuta forma de especializarse en un nicho de mercado y en enfrentarse a la competencia feroz de las grandes cadenas de cosmética como Bodybell, If, Marionnaud, Douglas, Caoba, etc.. Salimos encantados del lugar y muy atraidos por la diferenciación de la tienda. A mi mujer le hubiera encantado haber permanecido más tiempo allí. Nadia, si así se llamase su propietaria, ha convertido su especialidad en un mercado distinto. Ha cambiado su modelo de negocio y sorprende a sus clientes. Tiene poca competencia ahora mismo.

Pasaba el tiempo y teníamos que comer. La Cafetería Manila me llamaba la atención pues de pequeño había escuchado su nombre como sinónimo de "las cafeterías más modernas de Madrid". La realidad ya no es la misma. Un letrero obsoleto, una decoración atrasada, un ambiente gélido y un servicio triste. Su escaparate eran unas exposiciones de miniaturas de botellas antiguas que no encajaban con el lugar ni aportaban una emoción al paseante. Me quedé durante un tiempo mirando a lo que ocurría en el interior. Y nada llamaba mi atención. Era como un lugar perdido en la historia. Su Business Time se ha detenido hace ya mucho tiempo.

Decidimos avanzar unos metros más y encontramos "La Alpargatería". Excepcional su entrada, el servicio y la decoración de toda una pared con botellas modernas de vinos iluminadas en su parte posterior. La carta se entrega en un sobre verde y la de vinos en un sobre morado-tinto. Hay menú especial para "cuidarte mejor" e incluso postres indicados para diabéticos. Mi mujer no daba crédito a esto último. Por primera vez, pudo tomar un postre conmigo. Mi hermana, que se juntó posteriormente para la comida, debía volver en breve al trabajo y como no queríamos mucho vino, nos ofrecieron una media botella de vino blanco. Os puedo asegurar que es bastante dificil de encontrar este formato en vino blanco en un restaurante. Además, la comida fue muy adecuada y la relación calidad-precio muy buena. La Alpargatería tiene un Business-Time adecuado a la época, y orientado a sus clientes. Su carta ha ido cambiando, su servicio también y el futuro sólo puede ser excelente para este negocio. Vive acorde con el tiempo y algo adelantado a muchos competidores.

Así, los pequeños comercios y las pymes, podemos innovar cada día. Es preciso pensar y determinar si podemos orientar nuestro modelo de negocio hacia otro lugar, si podemos especializarnos y quizás encontremos una nueva salida, algo que nos permita hacer avanzar nuestro reloj de empresa.


2 Comentarios:

Anónimo dijo...

Curiosamente el sistema de la perfumería es el mismo que se utiliza en hostelería con los vinos: un vino que puedes saber cuanto cuesta en el Supermercado deja de ofrecerse en los restaurantes de nivel medio y alto porque el cliente deja de pagar a gusto 25 o 30 euros por una botella que cuenta 6-7 euros en Carrefour.
En cualquier caso, es una diferenciación muy interesante y "exportable" a otros negocios sin excesiva dificultad (me gusta).

Anónimo dijo...

exacto jose antonio. Vivimos en un mundo de la diferenciación real. Es un concepto que tendríamos que desarrollar ya no como empresa, sino como país.