Esto es lo típico español. Hoy tengo una de innovación y mañana, lo de siempre. Y al menos, nos quedamos satisfechos unos días. Eso sí, cuando nos preguntan: ¿ Y tú, de innovación, qué tal?
" ¡Pues yo, no paro!". Un fiera.
Algo parecido llevo oyendo últimamente, que si innovar es lo habitual, que llevamos innovando no sé cuantos años, que en esta empresa lo de la innovación nos lo tomamos en serio, etc, etc... Y lo más preocupante: Nos lo creemos. Somos innovadores. Y sin embargo....alguien se queda insatisfecho....
Al mismo tiempo que ocurre lo anterior, empiezan a aparecer empresas de cierta relevancia, instituciones de cierto potencial y organizaciones en general, que se preguntan qué hay de "relevante" en aquello que llamaban innovación pero que no les ha proporcionado el liderazgo prometido. En algunos casos, incluso, tienen la percepción de haber actuado como conejillos de indias de proyectos de eficiencia que han supuesto una gran inversión, pero no un resultado final acorde con el esfuerzo. Iban para futuros innovadores....pero se han quedado en el camino.
Pues ambas tienen razón. Unas han alardeado de innovadoras por impulsos, sin ver más allá de las acciones fugaces y otras han estado esperando por resultados prometidos, que no han llegado a producirse, sintiéndose innovadoras en el proceso, pero no llegando a implantarse. Unas por mucho y otras por tan poco. Los famosos extremos.
La innovación en las empresas no es ya un proceso, requiere de una cultura especial. Necesita de una base formada por personas, que son las que lideraran la auténtica innovación. Aquella que va más allá de los procesos, de las formas, de los conceptos. Aquella que es innata a la empresa, que estimule el sentido de pertenencia, que implique a la dirección, haciendo horizontal la estructura de la organización.
Esto es lo más complejo, en donde debemos poner el máximo esfuerzo. Sin base, sin el sentimiento de las personas a la innovación, el resultado no será impactante, no seremos "únicos". Y el resultado no llega hoy, ni mañana. Tarda. Es lento, pero no eterno.
Si crees en la innovación real, déjate de faroles y apuesta por la única vía posible: empieza desde el principio. Poco a poco y aprendiendo. Sé modesto pero entusiasta. El futuro está ya aquí y sólo tienes que imaginar dónde quieres estar en él. Sin prisas, pero sin pausas, el terreno de la innovación espera que alguien camine por él.
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